CAPÍTULO 4: ¿En qué consiste la aceptación? (2008)

Por José Alberto Garza del Río

(Fragmento)

En ocasiones cuando alguien escucha que es necesario aceptar nuestra condición falible, nuestros errores, nuestra impotencia, nuestro límite, o aceptar los límites de otros, las fallas, los errores, el alcoholismo del marido, la drogodependencia de un familiar, la infidelidad del cónyuge, etc., cosas que no nos agradan, viene la tentación de entender que aceptar significa contemplar aquello como “aceptable”, es decir, como si fuera algo con lo que debo estar satisfecho o incluso sentirme contento, y evidentemente eso sería insensato. Por eso en la aceptación:

«no se trata de un pasivo y débil padecer todo, sino que se trata de ver la verdad y de disponerse a considerarla, resueltos naturalmente a la fatiga y, si es necesario, a la lucha por ella» (Guardini, 2001).

 Aceptar no significa mediocridad o cinismo. Aceptar no significa tolerar el mal. Aceptar no significa que una mujer deba sentirse satisfecha porque su marido la golpea, o por que su hijo consume drogas, aunque le convenga aceptarlo. Aceptar no significa conformarse con ello, no significa actuar como si aquello no existiera o no tuviese importancia. No es someterse como esclavo. 

«La acción de aceptación es una actitud que arranca desde lo más profundo del hombre y que no implica sumisión, resignación, complacencia, dependencia o algún tipo de capitulación o derrota. La aceptación no tiene carácter de vasallaje. La aceptación no doblega a quien la practica como sucede con la conformidad, la sumisión o la obediencia.» (Peter, 2002).

La aceptación no es indiferencia. De hecho hacer como que algo no existe, o “resignarse” (entendido como claudicar), en el sentido de cruzarse de brazos, no es aceptar. Porque puedo adoptar una actitud pasiva ante aquello que se me presenta a causa de una negación, y en esta negación va implícito el rechazo. Aceptar implica el acto contrario de coraje. Aceptar implica un acto más profundo que el simple hecho de constatar con los ojos o con el pensamiento “esto es así”. Este acto es necesario y le precede, pero no es suficiente para decir que hemos aceptado...


En  Peter, R.  (2008) Hacer la paz con la propia humanidad. México: BUAP.